El camino a las cosas pequeñas.



Todo camino tiene un final, ¿no?. Bien. ¿Y qué hay después de eso?.
Siempre nos estamos poniendo metas: venga, voy a terminar los estudios, tienes tu carrera, pero descubres que eso no te ha llenado; voy a buscar un trabajo donde me encuentre a gusto: Vale, ya lo tengo. No siento nada extraño, bueno sí, un estrés que hace que me quede calvo; bueno, pues vamos a probar a buscar el amor de mi vida, por fin siento algo parecido a la felicidad o eso creo. Tengo novio, estoy muy feliz, me comprende, me atiende, somos perfectos; pero no tengo bastante, aún necesito algo mas... 
Pasamos toda la vida pensando que la felicidad es el final, pero nadie ha sido capaz de darse cuenta que ésta se encuentra en el camino. Seguro que has pasado miles de veces por ella y no te has dado cuenta. El secreto son las cosas pequeñas. Esos detalles que no se ven a simple vista pero están ahí, esperando a que tú las recojas. Estos detallitos son, por ejemplo, un amigo inseparable que hayas tenido en el instituto (¿cuánto hace que no hablas con alguno de ellos?); si tienes trabajo, sé creativo, cambia las cosas de lugar, aprovecha la hora del café para hablar con ese chico que te gusta; si tienes la tremenda suerte de estar enamorado, dedica 10 minutos al día a observar a tu pareja, descubrirás que tiene unos "defectos" que hacen que te saquen una sonrisa: que salga de la ducha empapado y deje todo el suelo encharcado de agua, pero ves que su piel mojada te deslumbra; o ese pequeñito agujero de su pijama que al principio te resultaba horrible, pero poco a poco comprendes el porqué no se separa de ello; la forma que tiene de llevar los pantalones, por la mitad del trasero; antes no te gustaba, pero ahora sabes que eso le da personalidad y no puedes hacer nada. Como ves, hay muchas cosas que pasamos por alto, son esas cositas las que te dan la felicidad y no el haberte puesto una meta que sabes que la puedes alcanzar, pero cuando ya la has conseguido no es el resultado que esperabas.
A partir de ahora, valora cada segundo del camino, porque será una gota más para que se llene tu pozo de felicidad. Haz que rebose, desbórdalo, cuando lo consigas, podrás decir que realmente eres feliz.