Fantasías no imposibles.


Una noche más tumbado en la cama, escuchando la música que me gusta. Como cada noche dejo a mi imaginación libre y se pone a inventarse historias que sé que son casi imposibles que sucedan. Las historias que me imagino son las típicas americanadas que todos vemos en las películas, pero a quién no le gustaría que le ocurrieran. Me imagino a mí mismo, doblando una esquina y de repente me choco con un chico espectacular y en el momento en el que los dos nos miramos a los ojos el mundo se para para dejarnos caer dentro de los ojos del otro. No importa nada de fuera, ni el pasado, presente o futuro, sólo ese momento, y el deseo de que nunca acabe. Pues todo este tipo de historias es la que mi mente elabora, pero lo que a mí me gustaría que me ocurriese no es la situación, sino el momento, eso momento de parón, todo no importa sólo ese momento.
Yo no sé cómo se sentirá al amar tanto como las grandes obras que hemos visto y leído, como Romeo o Julieta, por ejemplo, un amor por el cual nisiquiera la vida de ambos importa, incluso ese amor se mantuvo hasta después de esta. O como el de Sandra y Culebra que a pesar de no poder tocarse, se mantiene y prefieren verse todos los días y haberse conocido, a no tenerse nunca. Amores que hacen que arriesgarlo todo sea tan fácil que estés dispuesto a hacerlo día a día, porque sabes que lo que vas a ganar vale mucho más que eso. Amores en los que si no tienes a esa persona te da igual morir, porque el simple hecho de no tenerla a tu lado, entre tus brazos, poder besar sus labios; ya estás muerto. 
Estoy seguro que algún día ese momento llegará, y lo sabré cuando llegue, porque lo más maravilloso de la vida es querer y ser querido. Quizá este sea nuestro objetivo y el camino hacia la felicidad, pero eso aún no lo sé.

"Tan sólo es algo que invade mi mente"

Una habitación por ordenar.

Nuestro cerebro posee la hermosa habilidad de guardar todo lo que sucede en nuestra vida, tanto bueno como malo. Se limita a archivar uno por uno todos los recuerdos, sentimienos y sensaciones que vamos teniendo y las va guardando en una enorme habitación. La cualidad que el cerebro no tiene es poder ordenar esta habitación y colocar cada archivo en su lugar correspondiente. Por esto, nosotros debemos hacerlo, para ello sólo te tienes que quedar muy, muy callado y dejarte llevar por todo aquello que sientes y piensas, sólo así sabrás en qué lugar va cada archivo. Como he dicho antes, se trata de una enorme habitación en la cual cada cosa tiene su lugar y nosotros debemos ordenarlo. Por ejemplo, tenemos que depositar encima de la cama todos aquellos recuerdos y pensamientos picantes y sensuales que hayamos tenido, ese será su lugar, porque en algún momento, se hayan cumplido o no, ese es el sitio donde los hemos llevado a cabo y el lugar donde hemos estado más cómodos. Seguidamente, tendremos que encerrar bajo llave todos y cada uno de nuestros miedos, nuestros recuerdos malos, nuestro pesimismo y nuestras ganas de rendirnos dentro del armario. Allí acabaremos olvidándonos de ellos, y aunque intenten salir, nosotros tenemos la fuerza suficiente como para no permitir que eso ocurra, a esa fuerza se le llama valor. Y si por alguna razón, han conseguido escapar, volveremos a encerrarlos otra vez y ahora con más fuerza que nunca, porque aprendemos a base de errores y para levantarnos nos hemos tenido que caer antes. Acto seguido, colocaremos todas aquella risas, aquellas esperanzas, aquellas lágrimas de alegría, aquellas ilusiones en cajitas y las vamos colocando en la enorme estantería que decora nuestra habitación. No tenemos que permitir que cojan mucho polvo, de vez en cuando cogemos esas cajas y las abrimos dejando que esos recuerdos y sensaciones invadan la habitación y la llene de risas, y sobre todo que te haga volver a sentir a ti todo aquello que sentiste en su momento, que demuestres que no lo has olvidado y que nunca lo harás. Deja esas cajitas al alcance de cualquiera para que también sienta todas aquellas maravillosas sensaciones, compártelas y disfrútalas con quien tú más quieras. Posteriormente, dispón en el alféizar de la ventana tu paciencia y esfuerzo, con el paso del tiempo podrás observar que unos pequeños pajaritos de colores son atraidos por esos elementos. Aunque todos esos pájaros son distintos, tú sabes cuál es su especie, se llama 'sueños'. Quizá no vengan todos a la vez, pero poco a poco se irán acercando decenas de ellos hasta que no puedan venir más, entonces sabrás que gracias a estos dos ingredientes has conseguido traer todo aquello, sólo necesitabas paciencia, esfuerzo y tiempo. Por último, dentro de un cajón guardas una pequeña caja fuerte que sólo se puede abrir con una llave. Esta caja fuerte tú la tienes bien escondida y sólo se la revelas a quien tú quieres o quizá alguien la encuentre por sorpresa, pero sólo muy poquitas personas tienen la llave para abrirla, quien la posea podrá descubrir el inmenso tesoro que allí descansa, tu amor.  

Hablo de mí.

Hablo de eso que sientes cuando le ves partir y sientes que algo tuyo se va con él. Hablo de esas sensaciones que sientes cuando esperas a que algo bonito y puro te suceda con alguna persona, aunque sepas que eso no podrá durar para siempre, pero te esfuerzas por exprimir cada segundo a su lado. Hablo del sentimiento que se te genera cuando pasas mucho tiempo con una persona, sabes que amor no puede ser, pero ese afecto y cariño especial que le tienes es único. Hablo de cuando sonríes por algo que ha hecho esa persona especial que tienes a tu lado, que te revienta por dentro, pero eso es lo que más te gusta, que te moleste, porque así sabes que tu corazón te está dando señales de que esa persona te importa de verdad. Hablo de la euforia instantánea que te invade cuando oyes un 'Te quiero' de su boca, al principio te invade el miedo, porque no sabes qué puede pasar y tienes miedo a cómo pueden ser las cosas mañana, pero pronto te das cuenta de que el hoy te importa mucho más que todo eso y aprendes a valorar esas dos palabras como si fueran lo mejor que te a ocurrido nunca. Hablo de esas decepciones que te llevas, porque la vida no se basa en alegría y felicidad, también tenemos que pasarlo mal para poder aprender y saber qué es lo que realmente queremos, porque el dolor nos hace mucho más fuertes, o sólo nos enseña a disimularlo mejor. Hablo de todo eso que te ronda por la mente, que te retumba y no puedes retenerlo más. Hablo de los amigos que tienes alrededor y saben escucharte cuando necesitas hablar. Hablo de un 'Tú' y un 'Yo' que me encantaría que se unieran en la misma conjunción: 'Tú y yo'. Sin embargo ese 'Tú' aún no ha aparecido, pero confío fielmente que algún día vendrá, y me daré cuenta de que está ahí, porque habré aprendido, a base de dolor y lágrimas, a ver lo que realmente me gusta y lo que realmente me hará cambiar mis sentimientos de un sólo suspiro. Y por último hablo de un sentimiento que a todos nos gusta sentir, y unos por suerte lo tienen y otros por desgracia no, hablo del amor. 

En la pista de obstáculos.

La vida es como una pista de obstáculos. Desde pequeños estamos esquivando obstáculos y superando pruebas que, cuando la vemos de lejos, pensamos que no lo podemos superar y que será imposible para nosotros. Y cuando la tienes de frente, tenemos dos alternativas: o superarla de la manera que sea, o quedarnos ahí a que alguien nos ayude a pasarla. Hay muchos tipos de pruebas. En algunas, para superarlas, la tienes que bordear, en otras tienes que tener valor y pasarlas por encima y otras tienes que dejar recibir el golpe y aguantar para poder seguir adelante. Nadie te ha dicho que el camino hacia la meta de tu vida sea fácil, ni mucho menos; pero el ser humano tiene la capacidad de aprender de sus errores, incluso de los golpes que recibe. Por eso, la próxima vez que te encuentres con un obstáculo intenta superarlo de la manera que a ti te resulte mejor, porque así estarás actuando correctamente. 
También, si nos quedamos bloqueados en una prueba y pensamos que no podremos superarla porque es demasiado para nosotros, podemos pedir ayuda a las personas que tenemos a nuestro alrededor, ya que pedir ayuda no es de cobardes, sino de valientes. 
Actúes de la manera que actúes, no sólo importa llegar a la meta, también importa el camino; porque ese camino define tu vida y la manera en la que has vivido. Todas las personas que te encuentras en él, todas las situaciones y pruebas que has tenido que superar y la manera de pasarlas, te definen y aquellas conductas que te retumban una y otra vez en la cabeza y no puedes dejar de pensar en ellas, se llaman remordimientos; y eso es algo de lo que el ser humano no puede desprenderse fácilmente. Como dice Kant: "obra de tal manera que te tomes a la humanidad como un medio y no como un fin, porque la dignidad es sagrada". No utilices a la personas sólo para superar pruebas, sino aprende con ellas, disfruta con ellas, porque sabes cuál es el comienzo pero no sabes cuál es el fin de estar al lado de ellas. Lo importante es el medio y no el fin. 

     

Roturas de una coraza.

A veces sentimos miedo, miedo a equivocarnos y no poder solucionarlo a tiempo. Pensamos que una persona nos hace florecer unos sentimientos que pensábamos muertos, notas que tu coraza de hierro, esa que se ha ido endureciendo cada vez más y más con el paso del tiempo, se está rompiendo. Por esas pequeñas fisuras fluyen sentimientos de los que creías olvidado, o simplemente no querías recordar. Te hicieron mucho daño, sufriste y lloraste, a consecuencia de ello te endureciste, te convertiste en piedra. Tu corazón estaba gris, podías sentir el cariño y el amor que te aportaban tus amigos y familia, pero el más importante, el que marca un un inicio y posiblemente no tenga fin, no llega.
Sin embargo, ahí está, cuando menos te lo esperas, llega él. El causante de estas brechas en tu armadura y te sorprendes de lo que estás descubriendo, pero no puedes evitar que un sentimiento negro se cuele, el miedo. Tienes miedo a si lo que sientes te puede volver a jugar la misma pasada de hace tiempo. Intentas ir despacio, con calma, no quieres precipitarte; pero será mejor que vayas despertando y viendo lo que tienes delante antes de que sea demasiado tarde y aquel, que provocaba esas fisuras y que esos ríos de sentimientos corran, decida desistir e irse. 
En la vida, en tu vida, esas sensaciones eran casi como anécdotas, tu armadura impedía que nada entrara. Y ahora que lo empiezas a sentir, que piensas que con este puede ser algo serio, por la manera de mirarte, por la manera de cuidarte, por la manera de besarte, porque te hace sentir mejor, porque te gusta el tipo de persona que eres a su lado, porque te gusta el tipo de persona que él es a tu lado, aunque con sus demás amistades cambie, pero eso te hace sentir más especial porque contigo tiene una manera especial y única de comportarse que sólo conoces tú; estás permitiendo que se te escape de los dedos.
Yo espero que un día te mires al espejo y te repitas a ti misma: -Es cierto, le quiero-. Y a partir de ese momento empieces a vivir conforme a tu corazón y no conforme a tu armadura. Te podrás equivocar y sentir ese temor inevitable, inexorable; pero recuerdas esa frase que alguna vez leíste la cual decía: -"A veces, tenemos que arriesgar quedarnos sin nada, para conseguir todo lo que deseamos"-, y que te sonrías a ti misma.  Si llega el momento de equivocarte, no pienses que has estado perdiendo el tiempo, sino aprovechándolo al máximo, porque para saber lo que realmente quieres y anhelas, tienes que haberte caído no una, sino mil veces, y, por supuesto, volverte a levantar con la mejor de tus sonrisas.