Una noche más tumbado en la cama, escuchando la música que me gusta. Como cada noche dejo a mi imaginación libre y se pone a inventarse historias que sé que son casi imposibles que sucedan. Las historias que me imagino son las típicas americanadas que todos vemos en las películas, pero a quién no le gustaría que le ocurrieran. Me imagino a mí mismo, doblando una esquina y de repente me choco con un chico espectacular y en el momento en el que los dos nos miramos a los ojos el mundo se para para dejarnos caer dentro de los ojos del otro. No importa nada de fuera, ni el pasado, presente o futuro, sólo ese momento, y el deseo de que nunca acabe. Pues todo este tipo de historias es la que mi mente elabora, pero lo que a mí me gustaría que me ocurriese no es la situación, sino el momento, eso momento de parón, todo no importa sólo ese momento.
Yo no sé cómo se sentirá al amar tanto como las grandes obras que hemos visto y leído, como Romeo o Julieta, por ejemplo, un amor por el cual nisiquiera la vida de ambos importa, incluso ese amor se mantuvo hasta después de esta. O como el de Sandra y Culebra que a pesar de no poder tocarse, se mantiene y prefieren verse todos los días y haberse conocido, a no tenerse nunca. Amores que hacen que arriesgarlo todo sea tan fácil que estés dispuesto a hacerlo día a día, porque sabes que lo que vas a ganar vale mucho más que eso. Amores en los que si no tienes a esa persona te da igual morir, porque el simple hecho de no tenerla a tu lado, entre tus brazos, poder besar sus labios; ya estás muerto.
Estoy seguro que algún día ese momento llegará, y lo sabré cuando llegue, porque lo más maravilloso de la vida es querer y ser querido. Quizá este sea nuestro objetivo y el camino hacia la felicidad, pero eso aún no lo sé.
"Tan sólo es algo que invade mi mente"