Eso invisible que nos une.

¿Te has dado cuenta de que las personas sentimos la necesidad de necesitar a alguien, y viceversa? Y es que nos cuesta coger confianza con alguien. Estrechar lazos se llama. Pero lo más curioso es que estos lazos son tan flexibles, tan moldeables, que pueden estirarse y estirarse por miles y miles de kilómetros; atrevesando montañas, mares y océanos. Pero, ya sea cual sea la distancia que estos lazos recorran, lo más importante es lo que unen. Unen personas, pero personas que sienten que deben estar unidad, y que lo estarán, pase lo que pase, y sea la distancia que sea. Sin embargo, estos lazos hacen que nos confundamos, porque se rompen cuando menos te lo esperas, o cuando piensas que nunca se van a romper y, al final, lo hacen. Los alimentamos día a día para que sean mucho más fuertes, con mucho esfuerzo y pasión; tanta, que llegan a ser casi irrompibles.
Una misma persona puede sostener distintos lazos, decenas de ellos. Pero los más resistentes son muy escasos. Dos o tres, me atrevería a decir. Mas estos últimos sabemos con seguridad máxima que nunca quebrarán. 
También estos lazos sirven como un cable. Es decir, intercambiamos gran cantidad de corrientes de sentimientos que hacen que estemos conectados cada vez con más intensidad. Esperamos con ansia sentir cómo responde el otro y corremos, sin dudarlo, a responder, porque nuestra confianza es tal, que sabemos que lo que enviamos, siente mal o siente bien, servirá para alimentar más y más esa unión.
Y es que vivimos rodeados de uniones de la gente, a veces unos lazos se anudan con otros tantos y se hacen completos nudos. 
Nos gusta estar conectados a alguien, saber que hay alguien al otro lado. Que te escucha, que te quiere por encima de todo, que te apoya, que te critica cuando algo no le sienta bien, que siempre te va a dar un consejo, que te va a pedir ayuda cuando lo necesite. Necesitamos que nos necesiten. Y necesitamos sentir la necesidad por alguien. 

1 comentario:

  1. Me encanta esta entrada. Por la imagen me he sentido atraída y una vez empezarla a leer he tenido que terminar.
    Me ha encantado.

    Un abrazo.

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