Ayer vi nuestra foto. Esa en la que salimos mirándonos fijamente pensando que ese momento nunca terminaría, como si se quedara para siempre parado, como una foto. Por un instante recordé todo lo que arriesgué y sería capaz de perder con tal de que me mires así otra vez.
Tu sonrisa. Recuerdo que sonreías poco, pero cuando lo hacías, hacías que todo flotara. Adoraba esa sonrisa.
Recuerdo que llegué a perder mi pantalón favorito por revolcarme en el barro contigo. Recuerdo que perdí la vergüenza cuando bailé en el escenario de aquel bar que tanto nos gustaba. Recuerdo cuando me subí en tu coche y pensé que nunca estaría contigo, porque eras mezquino, frío, distante y un golfo sin sentimientos; sin embargo, aquella noche hiciste que tocar el cielo fuera demasiado normal.
Eres el único que sabe que cuando digo que te odio es que te quiero con más fuerza que nunca, y que cuando te pido que te largues de mi vista es cuando más cerca te quiero tener. Y ahora mismo, no te quiero ni ver...
Lo arriesgo todo
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario