Los días pasan. Escuchas a tus amigos hablando sobre rollos que tienen, discusiones que han tenido con sus parejas, dilemas que les florecen mientras su vida corre al lado de ellos. Mientras tanto, yo no. En mi vida ese sentimiento ha ido desapareciendo poco a poco; nunca quise que lo hiciera, pero es algo inevitable, inexorable.
Todas las noches, cuando intento dormirme, me imagino que conozco a un chico fantástico, que me emociona al verlo, que cuando lo veo venir me empiezan a sudar las manos, que noto que la sonrisa me sale sola y que mi estómago se encoje de los nervios. Después, mi mente vuela por un millón de escenas que crea junto a ese chico imaginario. Imagina que, cuando me ve llorar, me abraza y me susurra: 'todo está bien, estamos juntos'; que, cuando me ve feliz, sonríe a mi lado; o, cuando me ve que estoy enfadado, me dice tonterías y me hace cosquillas para que me ría.
Situaciones, experiencias así son las que quiero. Pienso que todas las personas deberían tener un acompañante con el cual compartimos la felicidad, incluso, la multiplicamos. Cada uno tiene a su alma gemela en algún lugar, simplemente hay que esperar y experimentar, para que cuando llegue esa persona y estés con ella, lo sepas; para que sepas que esa es la persona, es algo que sientes en tu interior, es una llama que poco a poco te va abrasando por dentro y no puedes retenerlo más.
No obstante, en ocasiones, creo que lo idealizo todo, me creo que todo va a ser perfecto, que todo será precioso; pero dudo. Dudo porque miro a mi alrededor, observo que muchas parejas, al principio, están felices y sienten ese fuego; pero no es más que un espejismo que con el tiempo se disipa y descubres que no haces otra cosa que perder el tiempo y haceros daño. También siento que si tengo una pareja y quiero intentarlo, sé que intentaré con todas mis fuerzas que todo sea como el principio. Dulce utopía a la que quiero llegar, pero quiero intentarlo.
Puede ser que todo esto venga por las ganas que tengo de sentir eso otra vez.
Otra preocupación que invade mi mente, es la ilusión. Poco a poco he aprendido a dominarla y a encajar el dolor de si me ilusiono con alguna persona, al final no sale como a mí me gustaría. La vida está llena de oportunidades que si sabemos aprovechar bien, lo conseguiremos todo.
Supongo que a medida que pase el tiempo esto irá cambiando, obviamente, pero mientras tanto, esto es lo que siento.

No hay comentarios:
Publicar un comentario