Me encanta hablar de sensaciones. Sensaciones que hacen que un momento de soledad aburrida se convierta en un instante que algo te recorre por el cuerpo desde el último pelo de tu cabeza hasta el dedito más pequeño del pie. Sensaciones que te enamoren. El gozo de una risa, el cosquilleo de una caricia, la luminosidad de una sonrisa, la compañía de la gente que quieres... Todo ese tipo de sensaciones hacen de la vida algo por lo que vale la pena vivir, porque nunca tendrás dos iguales, eso las hace únicas.

Mi última sensación ha sido mientras estaba mirando la lluvia. Yo estaba apoyado en la ventana cuando de repente ha empezado a llover. Los pequeños pelos del brazo se me han estirado, la carne de gallina y sólo tenía un pensamiento en mi mente. Es extraño que mi pensamiento fuera lo mucho que han cambiado las cosas desde que vi la última lluvia. Mi mente ha empezado a volar hasta aquel instante. He recordado todo lo que me rodeaba en ese momento. Recuerdo que hablaba contigo, me contabas tus tonterías, yo hacía lo mismo con las mías. Recuerdo que lo único que quería era hacer un mundo contigo, casi lo conseguimos. Recuerdo que un abrazo me abría las puertas del cielo. Recuerdo que tenías miedo con esa serie de televisión que tanto nos gusta. En fin, creo que existen pocas sensaciones que no haya vivido a tu lado. Eso me hace especial.
La lluvia me hace recordar, me gusta volver a revivir todos esos momentos que paso con vosotros. Pero los recuerdos, recuerdos son. Son bonitos, pero quiero fabricar otros nuevos, algunos que se me hagan imborrables, otros que los disfrute al máximo. Momentos juntos, que completen el álbum de mi vida, pero esi sí, no lo quiero,si no es a vuestro lado.
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