Muchas veces las señales son malas, pero tanto buenas o malas tenemos que saber recogerlas, porque nunca se sabe cuál es la que nos puede indicar el camino correcto.
Cuando tenemos prisa por encontrar el camino correcto, tendemos a ayudar a esas señales a aparecer. Tendremos que conformarnos con las señales que nos aparecen. Cuando éstas llegan, no tenemos más remedio que seguirla, aunque nos lleven directamente al peligro. Muy pocas veces pienses que vale la pena, pero cuando nos ponemos en peligro es cuando más nos conocemos a nosotros mismos.
A veces estas señales son difíciles de atrapar, pero cuando lo conseguimos nos pueden llevar por el buen camino, pero si las perdemos, nos pueden hacer la vida imposible.
Pero por muy intrincado que sea el camino, las señales suelen llevarte al lugar de donde saliste.
Así que no tenemos otra que esperar a que esas señales aparezcan, y seguirlas para seguir el camino hacia donde nos quiera llevar.
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