Tarde tranquila, sin estrés, de risas. Muchas veces me gusta mirar por la terraza la gente que pasa por la calle. Me puedo encontrar personas bajas, altas, jóvenes, viejas, acompañadas, solitarias; pero cada una tiene su historia. Cada uno tiene un lugar en el mundo, ínfimo, pero igual de importante que cualquier otra persona.
Mientras observo, mi mirada se desvía al interior de la casa, puedo ver a esas dos personas que hacen que todo sea casi perfecto. Con ellos me río, bromeo, reflexiono, me desahogo... En fin, ellos son capaces de dármelo casi todo.
Disfrutar de cada momento, vivir cada sensación es difícil, por no decir imposible, pero está claro que las mejores son las que te pueden dar esas personas que te acompañan en todo momento, de eso sí estoy seguro. Ellos son todo lo bueno que tengo, el destino se ha encargado de unirnos, ellos lo complementan, y sé que si nuestros caminos se separan, no será por mucho tiempo, porque es es para siempre.
Observar para encontrar.
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